En Venezuela, se juegan la vida los ciudadanos. Cuando se logra conseguir insumos por parte del paciente, cosa que le corresponde al Estado suministrarla y de forma gratuita. Faltan los medicamentos. Días reciente citaba un periodista de nuestro aprecio y respeto lo siguiente “El pasado viernes 10 Noviembre, falleció mi hermana Sonia por falta de atención del Hospital Coromoto de Maracaibo. Eximo de responsabilidad a los médicos que no tienen insumos para atender pacientes”.
Esto ocurre todos los días y a todas las horas. La indolencia gubernamental ya colisiona contra el irrespeto institucional de los Derechos Humanos y a la misma constitución, que por cierto aparentemente no les sirve para nada y han optado por dejarla a un lado, por la discrecionalidad a la ANC. Es así, que lo ilegal se ha convertido en legal al mismo estilo de Goebbels, que afirmaba que la mentira dicha mil veces, se convierte en una verdad.
Los ciudadanos, las familias y las comunidades, dedicadas a la lucha por la subsistencia, “dejan correr la arruga” de la desventura, porque tiene que buscar que comer o como curarse. Hoy la realidad asumida por los medios de comunicación oficiales y un periodismo comprometido con el miedo en algunos casos o el dinero de particulares en otras, no logran entender el rol y su importancia en la Nación.
Un país que muestra un rostro de muerte y desesperación solo del bosque logran divisar un árbol o dos, dejando el resto del bosque a un lado de su mirada angustiosa. Los pocos mortales que nos dedicamos a la opinión y el señalamiento oportuno logran divisar un boscaje poco alentador. Inflación, injusticias, compromisos internacionales por ambos lados y un sinfín de circunstancias que denotan, que un gobernador o un alcalde electo no tienen la mínima oportunidad en sus cargos de ofrecer lo que afirman.
Es así, que tal calamidad nacional que al tratar un tema en un escrito nos arroja a la globalidad nacional de forma inmediata. Donde un mal, recae en otro y este en los demás como una cadena finita en la vida de los venezolanos. He allí que el conjunto de fenómenos malignos pareciera no tener un fin en el existir y donde tal complejidad se suma al resto de circunstancias que hay que solucionar para enderezar a Venezuela.
Buscar y consolidar el “deber ser” y entender que el menos malo no es una opción válida para la gente; como son los caminos transitados hasta hoy. Estos han fracasado y nos llevan a más de lo mismo. Otros, que ha bien de ellos, y a disgusto de pocos, han señalado un camino nuevo y ofrecen un reto social incalculable. Nos referimos a Juan Pablo Guanipa y al reto de Partidos y dirigente que acompañan tales decisiones.
Dr. José Pons B/@joseponsb/ “La única libertad que merece ese nombre, es la de buscar nuestro propio bien, en tanto no privemos a los demás del suyo” J. Stuart Mill