El blog de jose ernensto pons b

LA CIGARRA Y LA HORMIGA

Chávez se monta en un camión apretado entre su gente; Capriles camina kilómetro tras kilómetro inmerso entre la gente de todas partes. Chávez mira desde arriba hacia abajo, Capriles camina paso a paso hacia arriba.

Como en la fábula, tenemos un candidato presidencial de cuerpo grueso y aspecto fuerte, explosivo, que alardea, canta, hace chistes, dice piropos, recita poemas, enarbola a la Patria como una bandera de batalla y a Bolívar como un esforzado San Juan Bautista que abrió los primeros caminos al nuevo Jesús socialista que conquistó la independencia, el cantor que derrama emociones como palomas al viento,  con su gestualidad impactante y su buena y potente voz de barítono.

Y tenemos otro candidato presidencial más bien "flaquito", con voz nada especial, que no proclama sino que habla bajito, que no canta corridos heroicos sino que conversa, explica, escucha, comenta. Como el trueno, Chávez suena durísimo pero no puede escuchar por lo retumbante de su ruido; como la llovizna, Capriles parece que moja poco pero empapa.

Hace catorce años Chávez saltó de la nada a la gloria, Capriles empezó pasito a pasito a un cargo de compromiso, a una Alcaldía, a una Gobernaci ón, a una candidatura presidencial. Ahora fíjense en los ojos de cada uno y sus miradas. Las de Chávez asientan aquí estoy mientras los párpados le van cerrando las que en un tiempo fueron miradas abiertas, las de Capriles indican fijamente voy por ti. Chávez se monta en un camión apretado entre su gente; Capriles  camina kilómetro tras kilómetro inmerso entre la gente de todas partes. Chávez mira desde arriba hacia abajo, Capriles camina paso a paso hacia arriba.