Su más reciente, y probablemente última visita al estado Táchira, es una fehaciente demostración del terror que abraza a la revolución, cuando vimos al candidato a la reelección eterna, al representante de la vieja Venezuela, del pasado que ya todo el país rechaza, no sólo continuar con su campaña de injurias y ataques de su trastornada lengua en contra del candidato del progreso y de la esperanza que encarna Henrique Capriles Radonski, sino que enseñó las costuras del descalabro de eso que llaman chavismo
Durante una manifestación en una de las más populosas avenidas del estado Táchira no le quedó más remedio que pasar el trago amargo de anunciar que la revolución se quedó sin candidato para esa importantísima entidad gubernamental de Venezuela, porque el hombre que él mismo eligió y anunció al país como el candidato que iba a derrotar a la oposición democrática en el Táchira, su actual Ministrillo del Interior, decidió salirse del juego, alegando circunstancias de fuerza mayor.
Las circunstancias de fuerza mayor, no son otras que el fundamentalista candidato de ascendencia árabe, no levanta el ánimo de los tachirenses, o en palabras del propio jefe de la montonera comunista, “no levanta ni el polvo del camino”, y ha preferido renunciar a su candidatura para que sea otro quien cargue con la tremenda derrota que las fuerzas democráticas de esa región andina le propinarán no sólo a Chávez en las elecciones del siete de octubre, sino cuando se vaya a seleccionar el Gobernador de esa entidad, en diciembre próximo.
Situación similar están atravesando en el estado Zulia con el también designado candidato por el jefe rojo para enfrentar a Pablo Pérez por la Gobernación del estado. Este tipo ni siquiera los propios chavistas del Zulia le endosarán el voto porque lo vinculan con uno de los actos de mayor traición que hayan cometido los revolucionarios con el comandante de la cosa, como fue el haberlo responsabilizado de los sucesos del once de abril del año 2002 cuando afirmó, con argumentos y pruebas en mano, que Chávez tenía las manos manchadas con la sangre del pueblo venezolano. Ya antes lo había catalogado de gallina al negarse a sostener un debate con él cuando ambos fueron candidatos presidenciales.
En virtud de ello, ruedan las especulaciones en el entorno íntimo de la revolución en el sentido que andan en la búsqueda desesperada de un candidato o candidata que sustituya al hombre de la gallina negra en procura que la derrota sea menos aplastante en el Zulia.
Están bien persuadidos que la popularidad del Gobernador Pablo Pérez, gracias a una extraordinaria obra de gobierno que ha tocado todos los aspectos del acontecer diario de las comunidades del Zulia, se encuentra en límites totalmente insuperables para el candidato del oficialismo, y mucho menos si se trata del que ya ha anunciado Chávez con antelación y quien afirma que los zulianos somos derrochadores y contrabandistas y hasta ahora no ha levantado la mano en la AN, para defender al Zulia y los Zulianos, sino todo lo contrario, asume la actitud de acompañar a su bancada en todo lo que signifique, quitarle competencias y recursos a la gobernación del Zulia y todas las alcaldías, en perjuicio de quienes vivimos y amamos esta región.
La estampida, es evidente e indetenible.