El blog de jose ernensto pons b

Una generación de niños y jóvenes que vivirán en un futuro cercano que según estudios menciona Arana (2020) señala “que en los últimos cuatrocientos años no ha sido tan expuesta a tanta  violencia, inmoralidad, al abuso infantil y entre tantas hechos que se están viviendo”. Nunca antes se ha podido observar que los Padres están enterrando a sus hijos, siendo esto ya, la rutina de nuestros pueblos. Que es lo normal, que los hijos entierren a sus padres. ¿Vivimos tiempos apocalípticos? ¿Es entonces que la batalla está ya pérdida? Que estamos haciendo acerca de estos hechos.

Los Estado, los gobiernos se declaran muchos de estos incompetentes en estas tareas, otros sencillamente están ocupados en otras cosas de interés para estos únicamente. Nuestras familias, en todas las regiones deberemos “volver las caras” a nuestros valores y con Dios, entender que en nuestras casas el modelo social debe partir de allí. A pesar del gran fracaso de la institución del matrimonio, andamos en una lucha que nos señala que los hijos, los jóvenes y niños del mundo, son nuestros en estos tempos. Conjugar el amor, con los valores, las enseñanzas de Dios (La Biblia). Reconvertir es prioritario ante tanta maldad,  antes que nos arrastre tal cual, huracán perverso. ¿Qué estamos haciendo?

Tenemos una responsabilidad, por lo cual debemos actuar. Consiente que estos tiempos requieren más ingenio que nunca, debemos entender que la dinámica social, veloz, rápida, de cambios constantes ha desarrollado corrientes de vidas que hacen que los cambios vienen acompañados por la pérdida de categorías sociales y con ello, lo que pensábamos que era estable y permanente, hoy se diluye en nuestras manos como sociedad. Para esto, sumar  un conjunto de estrategias  basadas en las verdades comprobables que la vida nos tiene como tesoros que allí están, y donde las formulas ya deben girar en torno a las personas, las familias y los pueblos es la vía, y no, a intereses mezquinos que solo buscan el mantenerse al precio que sea. Pero ¿Qué estamos haciendo?

La reforma del Estado, de coercitivo y controlador a un Estado facilitador, tal cual lo explico en mi libro del “Estado Psicosocial Latinoamericano” es la vía expedita en estas épocas, donde nada detendrá al hombre en búsqueda de su propio mundo que lo satisfaga. El estamento político, incapaz de comprender destruye lo poco que hay, y lo más lamentable que también,  sus propio y muy personal universo. Es así, que buscar en la sabiduría de la vida es un reto hoy, deberemos actuar responsablemente e iniciar esta acción, sí, hablamos de Dios, en su Manual de instrucciones (La Biblia) y no nos referimos a ninguna religión, sino, al Dios de la Biblia, que permanece intacto y con poder extraordinario nos permitirá en este caos, prosperidad, salud y grandes satisfacciones. Es entonces que debemos de actuar, no mañana, hoy.

En nuestro caso, la crisis más profunda y que agudiza las demás, proviene de un modelo político que aseveran que es un Narcoestado, cuyos representantes tienen hoy un precio, una recompensa por su entrega, y por cierto, desmeritan y vociferan de no importarles tanto tales señalamientos. Esto en lo personal lo dudo mucho. Es entonces, que “por ahora” esto se hace que nuestra primera prioridad este centrado allí. Es una necesidad urgente el lograrlo. El trabajo de nuestros hogares, compartir las cargas que tenemos, es gracia de Dios, en nosotros; pues no estamos solos. Un pueblo que se organiza en la ardua labor de reconstruir los valores morales, y el temor de Dios, comienza en perdonar y aceptar. Actuemos con sentido y norte, la lastima, la limosna, la dádiva no existe en tan gran compromiso. Pongamos lo mejor de nosotros, hagamos el bien y no veamos a quien, sino, al que lo necesite. Actuemos desde hoy, nuestro compromiso es Venezuela.

Dr. José Ernesto Pons Briñez / @joseponsb / e-mail: solucioneslatinoamericanas@gmail.com / blog joseernestoponsb.over-blog.es / ¿Qué hombre su hijo le pide pan, este la da una piedra? – Mas nuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a lo que le pidamos.